Presidente de Colombia en la Lista Clinton: “No hay pruebas de que Petro esté ligado al narcotráfico”

Estados Unidos anunció el viernes la inclusión del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la denominada Lista Clinton, donde figuran personas, empresas y entidades vinculadas con el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción. En la publicación de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) se alega que durante el gobierno del líder izquierdista se ha resgistrado un “aumento sin precedentes” de la producción de cocaína y que el mandatario tiene una presunta “tolerancia” hacia organizaciones narcotraficantes.

En la Lista Clinton también fueron incluidos el hijo mayor del mandatario, Nicolás Petro; la primera dama, Verónica Alcocer; y el ministro del Interior, Armando Benedetti.

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“Desde que el presidente Gustavo Petro llegó al poder, la producción de cocaína en Colombia se ha disparado a su nivel más alto en décadas, inundando Estados Unidos y envenenando a los estadounidenses”, dijo en un comunicado el secretario del Tesoro, Scott Bessent.

El presidente Gustavo Petro durante una conferencia de prensa en el Palacio de Nariño, Bogotá, el 23 de octubre de 2025. (AFP).

El presidente Petro ha permitido el florecimiento de los cárteles de la droga y se ha negado a detener esta actividad”, agregó.

También mencionó que el gobierno de Petro mantiene vínculos con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y el llamado Cártel de los Soles.

Washington acusó a Petro de comprometer la integridad del sistema financiero internacional al compartir información sensible sobre la lucha contra el lavado de dinero, lo que derivó en la suspensión de la unidad financiera colombiana del Grupo Egmont.

Petro reaccionó de inmediato: La amenaza de Bernie Moreno se cumplió, yo y mis hijos y mi esposa entramos a la lista OFAC”, escribió en X. “Luchar contra el narcotráfico durante décadas y con eficacia me trae esta medida del gobierno de la sociedad que tanto ayudamos para detener sus consumos de cocaína”, agregó.

Bernie Moreno es un senador estadounidense de origen colombiano que ha utilizado sus redes sociales para lanzar ataques constantes contra el gobierno de Petro, a quien frecuentemente asocia con lo que él llama “narcoterroristas”.

Un manifestante sostiene una pancarta de apoyo al presidente colombiano Gustavo Petro en la Plaza Bolívar de Bogotá el 24 de octubre de 2025. (Foto de John Vizcaino / AFP).

¿Cuáles son las consecuencias? Quienes figuran en la Lista Clinton no pueden hacer negocios o transacciones con ninguna persona o empresa en Estados Unidos. Por extensión, genera el riesgo de sanciones a quienes hagan negocios con ellos.

Todos los activos, propiedades, cuentas bancarias y transacciones del individuo en Estados Unidos quedan inmovilizados de forma inmediata.

Debido a la influencia de Washington, la mayoría de los bancos del mundo acatan las sanciones de la OFAC por temor a sanciones secundarias.

En la práctica, el designado pierde acceso a cuentas, tarjetas, transferencias y operaciones en dólares o euros, incluso fuera de Estados Unidos.

Gobiernos y organismos multilaterales suelen evitar relaciones oficiales o financieras con personas o entidades que están en la Lista Clinton. Esto se traduce en restricciones para viajar, participar en foros internacionales o recibir financiamiento de agencias multilaterales.

Es decir, figurar en la Lista Clinton equivale a una muerte civil y económica.

Un hombre observa una pancarta donde se ofrece una recompensa por información que conduzca al arresto de Nicolás Maduro y de Diosdado Cabello, en Villa del Rosario, departamento de Norte de Santander, Colombia, el 23 de agosto de 2025. (Schneyder MENDOZA / AFP).

La Lista Clinton es un registro elaborado por la OFAC, que depende del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Fue creada en 1995, durante la administración dl presidentee Bill Clinton, con el objetivo de combatir el narcotráfico y el lavado de dinero.

En un inicio se centró en identificar a personas, empresas y entidades vinculadas con los cárteles de la droga colombianos, pero con el tiempo se amplió para incluir a actores relacionados con el terrorismo, la corrupción y las violaciones de sanciones internacionales.

En la primera versión de la Lista Clinton de 1995 uno de los narcos colombianos más conocidos que figuró fue José Santacruz Londoño, alias ‘Chepe Santacruz’, en su momento número 3 del Cártel de Cali.

En la actualidad, en la Lista Clnton figuran Nicolás Maduro; el número dos del chavismo, Diosdado Cabello; el expresidente de Cuba Raúl Castro; también Rafael Caro Quintero, jefe histórico del narcotráfico en México. Incluso Estados Unidos incluido al presidente de Rusia, Vladimir Putin; y al líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.

Con respecto a Petro, la decisión de Estados Unidos se produce tras varias semanas de tensas declaraciones entre el presidente de Colombia y Trump, quien lo ha acusado de ser un “líder del narcotráfico” en Colombia, una afirmación rechazada por el izquierdista.

Petro también se ha opuesto públicamente al despliegue naval ordenado por Trump en el mar Caribe para labores de interdicción del narcotráfico, lo cual es interpretado por Venezuela como un intento de provocar la caída del régimen de Maduro.

Francesco Tucci, docente de Ciencias Políticas y de Relaciones Internacionales de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).

Francesco Tucci, docente de Ciencias Políticas y de Relaciones Internacionales de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).

Sobre la inclusión de Petro en la Lista Clinton El Comercio conversó con Francesco Tucci, docente de Ciencias Políticas y de Relaciones Internacionales de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).

— ¿Hasta qué punto esta decisión del gobierno de Trump de incluir a Petro en la lista Clinton puede interpretarse como una acción política de Estados Unidos, más que como una medida relacionada con la seguridad nacional y el narcotráfico?

Tanto las declaraciones de Trump como esta decisión son coherentes con la política que está llevando hacia América Latina. Además, Trump había criticado mucho a Petro cuando este no quiso aceptar a unos ciudadanos colombianos que iban a ser repatriados de Estados Unidos. Entonces, hay tensiones fuertes entre ambas administraciones. No se trata solo de seguridad nacional, sino de una acción política dirigida contra un gobierno que le resulta incómodo. Trump ha acusado a Petro de ser prácticamente líder de los narcos. Es brutal lo que ha dicho. Pero claramente no existe ninguna prueba que relacione a Petro con el narcotráfico.

Petro está llevando adelante, eso sí, una política distinta. Ha criticado muchísimo la decisión norteamericana del despliegue naval en el Caribe y el hundimiento de lanchas, ha dicho que es una violación del derecho internacional. Desde su punto de vista, se está criminalizando tanto a los campesinos que producen las hojas de coca como a los lancheros. Ha dicho que se trata de personas necesitadas pero que no son narcos. Sostiene que los grandes jefes narcos se encuentran en ciudades muy ricas, opulentas, en el mismo en Estados Unidos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hace un gesto durante una reunión bilateral con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en Kuala Lumpur el 26 de octubre de 2025. (Foto de ANDREW CABALLERO-REYNOLDS / AFP).

— ¿Cuál será el costo de esta confrontación?

Colombia depende de equipos y financiamiento estadounidense, desde helicópteros hasta armamento. Si Washington corta la cooperación, Petro tendrá que reemplazar esa ayuda con presupuesto nacional. Estados Unidos se está alejando de Colombia, su aliado histórico desde el Plan Colombia. En Sudamérica, los vínculos más sólidos de Washington fueron siempre con Bogotá y Santiago de Chile. Eso podría cambiar.

¿Usted cree que si Petro se hubiese quedado callado, si no hubiese cuestionado las políticas de Trump, no habría pasado nada de esto?

No creo que lo mismo hubiera pasado, pero Trump tiene una estrategia, y sabemos que es un presidente temperamental, actúa por impulsos y busca imponer una estrategia de contención en materia de migración y narcotráfico, basada en la militarización y el castigo económico. Por ejemplo, ha cambiado de opinión con respecto de Ucrania, es bastante sensible a la coyuntura.

— ¿Cree que Estados Unidos también está buscando influir en las elecciones del próximo año en Colombia, donde la derecha podría recuperar el poder?

Sin duda, Trump no debería inmiscuirse. Uno de los principios fundamentales del derecho internacional es el respeto de la soberanía, la no injerencia en los asuntos internos de un país. Sin embargo, ha declarado a favor de Jair Bolsonaro en Brasil [en el contexto de su juicio por intento de golpe de Estado].

Es posible que Trump haga unos comentarios en contra de los candidatos para las elecciones en Colombia. Irá embarrando a Petro también para buscar un candidato más filoamericano. Es posible que eso ocurra porque Trump no respeta las reglas básicas. Es un outsider de la política. Es un empresario que quiere aplicar normas de negociación económicas en lo político, y no necesariamente eso es así, no es oportuno en unos casos.

El primer barco atacado por fuerzas de EE.UU. en el caribe transportaba drogas y 11 personas que murieron, indicó Trump.

— Además de señalar a Petro de narcotraficante, el argumento de Estados Unidos es que ha otorgado un beneficio a organizaciones terroristas bajo el auspicio de su plan de paz total. Se sentó en la mesa con los narcoterroristas y quiso negociar la paz. Pero Estados Unidos dice que eso ha generado niveles récord de producción de cocaína. ¿Qué piensa de este argumento? ¿En adelante solo valdrá la guerra frontal contra los narcos y ya no una negociación porque habrá consecuencias?

La fuerza militar por sí sola no resuelve el problema. Se necesita un enfoque multidimensional que incluya desarrollo, presencia del Estado y alternativas económicas para las zonas cocaleras, tener en cuenta también que los precursores químicos usados para elaborar la pasta de coca genera contaminación.

El problema es cómo hacerlo. Porque podríamos llegar también a una política muy parecida a la de AMLO en México, que decía abrazos y no balazos, algo que no funcionó. El uso de la fuerza es necesario, pero no puede ser la única solución. Reprimir sin ofrecer opciones es atacar el síntoma, no la enfermedad. En eso Petro tiene razón.

— El caso de Petro se da en el contexto del despliegue militar de Estados Unidos en el Mar Caribe. Y las últimas acciones han sido ahora en el Pacífico. ¿Usted cree que la situación podría escalar y el foco pasar de Venezuela a Colombia?

Honestamente, dudo de que pueda darse una escalada. Hasta ahora veo más presiones. Hay tensiones [con Colombia], pero que estas puedan escalar hasta una intervención militar directa, como podría darse en Venezuela, lo dudo. Se pueden dar acciones con drones o fuerzas especiales, también ataques con misiles, pero una escalada que pueda llevar a un conflicto directo creo que no. El caso venezolano es un poco más complejo.

Hay otro actor que es Ecuador, uno de los países más violentos de la región y que los cárteles mexicanos han convertido en uno de los principales acopiadores de cocaína para exportar a Estados Unidos a Europa. ¿Por qué no está en el foco de Trump?

Las relaciones personales también pueden hacer la diferencia. Si Trump tiene una buena relación con el presidente Daniel Noboa, eso influye. Ecuador vive una ola de violencia sin precedentes y con presencia de cárteles internacionales, pero mantiene una buena relación con Washington. Eso explica por qué no está bajo la misma presión que Colombia.

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