“Entré al programa para demostrar que mi voz no se parece a la de Pedro Infante”: ganador de “Yo soy” sorprende con revelación

A los diez años, Jesús Zavaleta ganó su primer premio en un concurso nacional de pintura. Con el tiempo, también sumó trofeos como fisicoculturista, pero ni los aplausos ni las medallas lograban convencerlo de que era merecedor de reconocimientos. “Sentía que no era merecedor de nada”, admite. Fue la música la que, finalmente, le enseñó a creer en sí mismo. Hoy, tras ganar la primera temporada de “Yo soy 2025 imitando al legendario Pedro Infante, confiesa con humildad que aún necesita quererse un poco más.

Yo no esperaba ganar. Ni siquiera esperaba pasar el casting”, recuerda. “Cuando mencionaron mi nombre, mi cara lo dijo todo: no sabía qué hacer. Pensé que iban a nombrar a mi compañero Josué Rivaldo, el imitador de Raphael, y hasta había imaginado alzarlo en hombros. Pero cuando escuché ‘Jesús Zavaleta’, me quedé inmóvil. Fue un momento de asombro total”.

El camino hasta ese instante estuvo lleno de dudas, disciplina y entrega. Jesús llegó al programa motivado por allegados y amigos, entre ellos Rivaldo. “Todos me decían que lo intente. Y lo hice sin esperanzas. Hoy agradezco haberlos escuchado. En el programa encontré una familia”, cuenta.

Jesús Zavaleta, imitador de Pedro Infante, ganador de la más reciente temporada de

La historia de Zavaleta no es la del artista que soñó toda la vida con cantar, sino la de un hombre que se cruzó con la música por casualidad. En plena pandemia, en el 2020, comenzó a cantar temas de Pedro Infante y desde entonces no ha dejado de hacerlo.

Un amigo me mostró un video del señor Infante junto a Jorge Negrete y, al escucharlo, sentí algo muy familiar. Era como si ya conociera esa música, aunque no lograba recordar de dónde. Desde entonces empecé a oírlo todo el tiempo, incluso mientras entrenaba en el gimnasio. No sé explicarlo, pero su voz me transmitía una calma especial”.

Las redes sociales y el destino terminaron empujándolo a un escenario que lo cautivó rápidamente y del que no piensa bajarse aún. “En TikTok muchos decían que mi voz se parecía a la de Pedro Infante. Yo no lo creía y quería demostrar que no era así. Entré a ‘Yo soy’ para que los jurados me digan que no”, cuenta entre risas. Pero ocurrió lo contrario: Carlos Alcántara, Ricardo Morán y Jely Reátegui le dijeron que sí. “Ese día me quedé igual que en la final: en shock”.

Desde entonces, su vida cambió por completo. Aprendió de expresión escénica, venció la timidez y descubrió que su voz podía abrirle nuevos caminos. Para lograr la caracterización, incluso tuvo que transformar su aspecto físico.

Estas entradas que tengo acá no son naturales”, comenta, apuntando la parte frontal de su cabeza. “Me tuvieron que rapar un poco para parecerme al personaje. Aunque sea eso, porque después en cara más parecía Cantinflas”, bromea.

Jesús no estudió canto ni actuación, pero su disciplina de deportista le sirvió para prepararse rigurosamente.

Me costaba imitar el acento de Infante, la lengua se me trababa de los nervios. Pero los profesores fueron muy pacientes conmigo. Gracias a ellos estoy aquí”, asegura. “Antes me daba vergüenza cantar en público. Si me pedían que le cante algo al chofer, me negaba. Hoy canto con libertad. He ganado confianza, pero sobre todo paz”, añade.

Con el trofeo entre las manos, el ahora hijo predilecto de Cajabamba apenas puede creer lo que acaba de vivir. “No sé si estoy viviendo esto o si sigo soñando”, dice. Dedica su triunfo a su familia, a su tierra Cajabamba y a todos los que lo apoyaron desde el inicio de esta aventura. “Ver a mi gente reunida en la plaza fue lo más emocionante”, reconoce.

Jesús Zavaleta sostiene entre sus manos el trofeo de aproximadamente cinco kilos de peso. (Foto: Joel Alonzo/GEC)

Sobre los 20 mil soles del premio, Jesús es claro: “El dinero es lo de menos, va y viene. Lo verdaderamente importante es mi familia. Lo usaré en lo que haga falta para ellos y para quienes más lo necesiten”.

El hijo predilecto de Cajabamba no piensa detenerse. Aunque agradece el reconocimiento como imitador, ahora quiere seguir cantando con su propia voz, por respeto al ídolo que lo inspiró y a su público

“La música me da paz y tranquilidad. Me enseñó a quererme y me regaló el cariño del público. Yo no sabía que la música tenía tanto poder para ayudar a una persona, pero ahora entiendo que por algo existe y me acompañará siempre”, sentencia.

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