El silencio del teleprónter

Se quedó en blanco. La presidenta Dina Boluarte no supo qué decir en el “cuarto de guerra” del jueves. Se congeló el teleprónter y ella no sabía qué venía, qué decir.

Es una anécdota, pero una muy elocuente. La presidenta no ha estudiado el problema de la delincuencia. El “cuarto de guerra” es solo una sala informativa de lo que hacen las autoridades.

Lo que hace el Gobierno no está funcionando. No interesa tanto saber cuántos “operativos policiales” hay al día, sino cuántos delitos (homicidios, asaltos, extorsiones) se cometen y dónde.

Las extorsiones siguen cobrando vidas. Hay líneas de buses que reciben amenazas de muerte de hasta cinco bandas distintas. La población se manifiesta contra la inacción del Gobierno y la respuesta es el silencio del teleprónter.

La presidenta ha anunciado, entre otras cosas, que los extorsionadores irán a Challapalca. Lo ha dicho porque se sabe que muchas extorsiones provienen de los penales.

No se ha dicho nada en el “cuarto de guerra” sobre la denuncia acerca de lo que pasa en algunas comisarías. Hay ciudadanos que sostienen que, una vez hecha la denuncia, inmediatamente reciben nuevas amenazas de los extorsionadores denunciados.

Tanto en los penales como en estas comisarías, el problema es la corrupción. No hay que tener miedo a reconocerlo. Si no se reconoce, no se puede actuar sobre el problema.

Challapalca no es solución de nada. Primero hay que detener a los delincuentes. Después hay que acusarlos y juzgarlos.

Se prometió el bloqueo de un millón y medio de celulares. ¿Qué pasó con eso?

La presidenta no debe coordinar solo con la policía y las Fuerzas Armadas. Una clave del asunto está en el trabajo con la fiscalía y el Poder Judicial.

¿Puede la jefa del Estado, investigada por el Ministerio Público, coordinar con la fiscal de la Nación? Debe hacerlo, así le cueste mirar a la cara a quien tiene a cargo las investigaciones en su contra.

No ganamos nada con una sesión televisada en que los ministros y los generales le miran la cara a la presidenta. No ganamos nada si no se parte de un diagnóstico certero, por crudo que sea, de los crímenes cometidos.

El anuncio de medidas y promesas no resuelve nada. Es propaganda. Preocuparse solo de la propaganda permite que la criminalidad avance. Toma tiempo de los encargados de la seguridad, quitándoselo a la atención del delito.

Menos teleprónter, y más acción gubernamental.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *