Para tener una idea del creciente avance de las mujeres peruanas en el mundo de la animación, basta señalar que recientemente se creó en el Perú un grupo de WhatsApp para reunir a talentosas profesionales que trabajan entre lámparas, mesas de animación y tablets Wacom. En el último conteo, la lista superaba los 150 contactos. Algunas de ellas cuentan con años de experiencia en distintas áreas de la animación para producciones dirigidas a mercados internacionales, mientras que otras tienen menos recorrido y se enfocan en proyectos independientes o personales. La pasión es la misma desde que, siendo niñas, se enamoraron de algún dibujo animado y pensaron: “Yo quiero hacer eso”.
“A mí, de niña, me encantaban las películas de Disney y más. Desde entonces, ya quería trabajar en dibujos animados. Lo que pasa es que, cuando eres niña, crees que el show o la película que te gusta es obra de una sola persona, y eso no es así. La animación es un trabajo de colaboración, con múltiples ‘cajitas’, cada una con funciones específicas”, cuenta Andrea Mercado, animadora peruana especializada en ‘storyboarding’, quien ha laborado para empresas estadounidenses y canales de televisión pública como PBS.
Como muchas personas en este campo del arte audiovisual, Andrea comenzó estudiando diseño gráfico, pues en su momento no existía una carrera enfocada en animación en el Perú. Su especialización la realizó en el extranjero y ha trabajado para estudios de afuera como Underland Films, Pipeline Studios y Demente Animation Studios. Su trabajo se ha visto en producciones como la serie educativa Lyla in the Loop, emitida en PBS Kids; Monster High para Nickelodeon (a través del estudio Smokescreen); y CalHOPE Shorts, una serie de cortos educativos que promueven el bienestar mental en estudiantes de middle school, entre otros. Actualmente, Mercado trabaja en el ‘storyboard’ de su primer proyecto hecho para el Perú: Las agridulces aventuras de Ari & Rumi, una futura serie animada local que ganó el concurso que organiza la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO) del Ministerio de Cultura.
Por estos días, se está preparando el tráiler, la secuencia de apertura (‘opening’) y el episodio piloto. Se espera que, con financiamiento posterior, puedan contar una historia completa de tres episodios. Detrás de esta producción está Carla Montalvo, diseñadora y artista de desarrollo visual con más de 10 años de experiencia en el campo audiovisual. Ha trabajado en el diseño de fondos para producciones como Rey Mysterio vs. La Oscuridad, de Cartoon Network y HBO Max.
Y aunque su trayectoria comenzó en el Perú, dirigiendo de manera amateur el cortometraje animado Pétalos, Montalvo se trasladó luego a Madrid para estudiar animación por tres años, gracias a una beca. Actualmente, cursa una Maestría en Animación 3D. Para Las agridulces aventuras de Ari y Rumi, Montalvo ha reunido un equipo mayoritariamente femenino, entre quienes destacan la guionista Carolina Wiegering, la diseñadora y experta en ‘branding’ Diana Vigo, y la diseñadora e ilustradora gráfica Diana Okuma, entre otras. Cada una cumple un rol clave en la producción, que avanza a toda marcha. “Creo que se nota cuando hay una mirada femenina en proyectos de animación, y eso aporta mucho. Estamos hablando, ante todo, de nuevas formas de contar historias”, cuenta Carla.
El campo de la animación en el Perú aún está en desarrollo y, por tanto, existen muchas oportunidades para crecer y también mejorar. “Hay algunos estudios independientes, muy buenos artistas y mucha gente talentosa trabajando. Pero hay aspectos que podrían estar mejor, como las remuneraciones. Los pagos no siempre son muy buenos. Siempre tenemos que estar ‘dobleteando’, haciendo trabajos freelance o comisiones, en mi caso. Puedes estar con un proyecto animado hermoso en manos y, al mismo tiempo, trabajar en otra cosa para poder pagar el alquiler y los gastos”.
Si bien la animación peruana sigue en crecimiento, es necesario mantener los pies en la tierra para lograr mayor reconocimiento. Diana Vigo, ilustradora y responsable de la estrategia de marca de Ari y Rumi, considera que el Perú ya cuenta con el nivel técnico de otros países con más años, pero aún falta definir mejor los mensajes. “Tienes que pensar qué quieres darle a tu audiencia, qué voz tienes y qué deseas aportar. Cada persona tiene una visión maravillosa y, si logras conectar, eso puede tocar a muchas personas y convertir una obra en un clásico moderno”.